viernes, 30 de mayo de 2008

El Rescate del Informe Mc Bride y la Construcción de un Nuevo Orden Mundial de la Información



Con motivo de la celebración internacional del XXV aniversario del Informe MacBride,
es conveniente reflexionar sobre las aportaciones y repercusiones que provocó
para evaluar que tanto se cumplió el espíritu de tan trascendente
propuesta político-cultural sobre las directrices de comunicación para las sociedades contemporáneas del siglo XX. Para ello, es necesario recuperar el caudal de ideas
y alternativas que aportó en los años 80s. aquel importante debate
pionero a escala mundial para intentar crear un Nuevo Orden Mundial
de la Comunicación.

Ante ello, es necesario recordar que en 1980 el irlandés Sean MacBride,
fundador de Amnistía Internacional y premio Lenin y Nobel de la paz,
preparó la propuesta denominada Informe MacBride con el fin de estudiar
los principales problemas de la comunicación y que fue aceptado por
consenso en la Conferencia General de la UNESCO, en Belgrado.
Durante el proceso de gestación del Informe MacBride, la UNESCO
fue escenario de fuertes tensiones entre países partidarios y detractores
por intentar promover políticas nacionales de comunicación, hasta el
extremo de convertirse en un factor clave para comprender la posterior
salida de los Estados Unidos y el Reino Unido de la UNESCO. Estas
posiciones se aglutinaron en relación a dos conceptos antagónicos
durante décadas y continúan hasta la actualidad: Nuevo Orden Mundial
de la Información y la Comunicación (NOMIC) v.s Libre Flujo de la
Información (free flow of information).

Examinando la vigencia de los planteamientos formulados hace 25 años
por el Informe MacBride; hoy podemos decir al principio del siglo XXI,
que dichos postulados no se han satisfecho y siguen siendo plenamente
vigentes para la agenda política, cultural e informativa de la sociedad del
nuevo milenio, especialmente, cuando hoy se discute en Ginebra y el Túnez,
en la UNESCO el proyecto de elaboración de la nueva Sociedad de la Información.

En consecuencia, su marco y visión comunicativa de la sociedad, en la
mayor cantidad de los rubros propuestos siguen pendientes de construirse
y deberá ser una directriz central que tendrán que rescatar el corazón
de los proyectos de cultura y comunicación contemporáneos para
construir naciones y comunidades humanas más equilibradas.

Dentro de los muchos planteamientos que formuló hace más de
dos décadas el Informe MacBride, destacan, entre otros, por su
importancia vertebral para ser retomados en la actualidad,
particularmente después de que los Estados Unidos se volvió a
incorporar a la UNESCO el 1 de octubre de 2003; los siguientes 5 aspectos:
La unidireccionalidad de la comunicación, la concentración vertical y
horizontal, la trasnacionalización, la alineación informativa y la
democratización de la misma.

En cuanto a la unidireccionalidad de la comunicación,
el Informe MacBride, señaló que “la comunicación es un intercambio
permanente entre interlocutores iguales o al menos recíprocamente responsables.
La comunicación basada en un intercambio y un diálogo libres, no solamente
es más auténtica y más humana, sino que además constituye una mejor
salvaguarda de la armonía social” 1.
Sin embargo, también existe la circulación de la información que es
vertical en lugar de horizontal y se efectúa, en parte, en una sola dirección
, de arriba abajo. Esta concepción de la comunicación tiende a eclipsar
el objetivo, igualmente importante que consiste en fomentar el acceso
y la participación del público. En éste modelo el hombre y la mujer
corrientes se sienten excluidos y piensan que la destreza y el
material profesional son condiciones indispensables para la comunicación.

La comunicación de tipo estrictamente vertical caracteriza a las sociedades
que se basan en un sistema de estratificación social rígido, jerárquico y selectista.
Los sistemas de información muy centralizados y rigurosamente controlados de
circulación vertical, dirigida de arriba abajo, están admirablemente adaptados a las
sociedades que reprimen la disensión y la discrepancia con respecto a la política
oficial y a los que imponen unos modos de comportamiento.

En las sociedades adelantadas, la circulación vertical produce un volumen
considerable de información. Pero esta información suele ofrecerse sin
discernimiento, sólo va dirigida a un público preciso y definido y no ha sido
concebida en función de exigencias y necesidades humanas. Por ello, se ha
hablado de una carga excesiva de información, que puede convertirse en
fuente de confusiones mentales, alineación, repliegue en uno mismo y pasividad.

En la actualidad esta realidad que se describió hace 25 años sigue
existiendo con las mismas características en el terreno comunicativo
nacional e internacional. Por ello, es conveniente adoptar las medidas
que desde más de dos décadas recomendó el Informe MacBride, para
evitar la verticalidad de la comunicación, y que al respecto señaló que
para transformar esta situación, es necesario acelerar la participación
creciente de un mayor número de personas en las actividades de comunicación,
para facilitar el progreso de las tendencias a la democratización de todo el proceso de comunicación y una expansión de las corrientes de información pluridireccionales,
procedentes de una multitud de fuentes: hacia arriba, hacia abajo y horizontalmente2.
continúa..tomado de http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n39/jesteinou.html


3 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno

Anónimo dijo...

Es impresionante la vigencia de este informe.....

Anónimo dijo...

la verdad...muy bueno el blog